Tundu Lissu, tres meses en prisión en el “corredor de la muerte”: ¿quién salvará al hombre que sueña con una Tanzania diferente?

Mientras Giorgia Meloni y Ursula von der Leyen recibían a importantes delegaciones africanas en Villa Pamphili la semana pasada para ultimar el "Plan Mattei para África" , el líder de la oposición de uno de los países invitados, Tanzania, se encontraba en prisión, en el corredor de la muerte, acusado de " alta traición " sin fundamento. Los italianos saben poco sobre Tanzania, pero algunos nombres evocan viejas historias o fascinantes documentales sobre la naturaleza: Zanzíbar, Dar es Salaam, los lagos Victoria y Tanganyika, el Parque Nacional de Gombe, donde Jane Goodall estudió a los chimpancés, el Parque Nacional del Serengeti, el Kilimanjaro.

Con una población tres veces mayor que la de Italia y 45 millones de habitantes —que, en cuanto a religión, se dividen casi a partes iguales entre el cristianismo, el islam y los cultos indígenas—, Tanzania fue colonia alemana durante unos 35 años, hasta la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, se convirtió en colonia británica y en 1961 obtuvo su independencia, aunque siguió siendo miembro de la Commonwealth. Hoy en día, en Tanzania, como en gran parte de África, la influencia china y rusa es muy fuerte. Durante medio siglo, el mismo partido ha estado en el poder, el Partido de la Revolución, originalmente con una fuerte impronta socialista, que se ha desvanecido con el paso de las décadas. La economía es principalmente agrícola y turística; la renta per cápita es baja, pero no muy baja (considerando los países vecinos): 1200 dólares estadounidenses al año. Y, lamentablemente, como es habitual en toda la región, el sida está muy extendido; se estima que el 7 % de la población adulta está infectada.

Como decíamos, el Partido de la Revolución lleva medio siglo en el poder ininterrumpidamente. En las elecciones de octubre de 2020, obtuvo el 84% de los votos, mientras que el partido de la oposición ( Chadema , Partido de la Democracia y el Desarrollo) obtuvo el 13%. El 3% restante se distribuyó entre otros 13 partidos, ninguno de los cuales superó el 0,5%. No utilizamos el condicional, que sin embargo sería obligatorio en un país con un solo partido en el poder y que controla todos los pasos de la maquinaria electoral. Obviamente, los observadores internacionales independientes han expresado serias reservas sobre los resultados electorales, pero, como sabemos, estas reservas son una pérdida de tiempo. Quizás Chadema valga más que el 13% que se le atribuye. La sospecha surge cuando, el 9 de abril, al término de una manifestación, arrestaron al líder de Chadema, Tundu Lissu, de 57 años, abogado y parlamentario, quien en su carrera política jamás ha hecho un llamamiento a la violencia. Lleva tres meses en el corredor de la muerte en un país que no ha llevado a cabo ejecuciones desde 1995.

Está en régimen de aislamiento, solo puede hablar con sus abogados en presencia de oficiales (sucede en todo el mundo, pero generalmente un catalejo permite a los oficiales observar, pero no escuchar; esto no está sucediendo en Tanzania) y su cargo más grave es “ alta traición ”. Las noticias sobre su caso han aparecido en los medios de la Commonwealth británica (BBC, periódicos canadienses y australianos) y en los pocos medios italianos que cubren África ( Nigrizia, Africarivista.it, Internazionale ). Lissu pide “reformas” para frenar la corrupción en su país. Esta parece ser la “traición” . Mientras tanto, la presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan , ha decidido que el partido de Lissu no podrá presentarse a las elecciones de octubre. Un funcionario que habló con periodistas occidentales bajo condición de anonimato dijo que Lissu probablemente no será asesinado, lo importante es que no podrá involucrarse en política en los próximos meses, a medida que se acercan las elecciones. Esta podría ser una explicación. Sin embargo, no está completamente respaldada por precedentes. Durante la última década, Lissu ha sido objeto de arrestos y agresiones, la más grave en 2017, cuando su automóvil fue atacado por hombres armados con rifles de asalto (nunca identificados) que le dispararon 16 balas.

Tras tres años de exilio y una larga convalecencia hospitalaria, regresó a la política, presentándose a las elecciones de 2020. Muchos de sus líderes, activistas y simpatizantes han sido arrestados en las últimas semanas, incluyendo a un exministro de Justicia keniano y a un expresidente del Tribunal Supremo de Kenia, quienes fueron arrestados durante unas horas y expulsados ​​brutalmente. Activistas de la DUA (Unión Democrática de África), una importante alianza que reúne a partidos de 18 países africanos dedicados a la democracia y la libertad individual, han salido en defensa de Lissu. Si quienes participaron en el " Plan Mattei" también recordaran a Lissu y a la DUA...

DE

Valerio Fioravanti